sábado, 12 de marzo de 2011

Petrarquismo

Se denomina Petrarquismo, dentro del género poético lírico, a la corriente estética que imita el estilo, las estructuras de composición, los tópicos y la imaginería del poeta lírico del Humanismo toscano Francesco Petrarca.

El Petrarquismo fue una poderosa corriente de inspiración lírica que se esparció por toda Europa con el Renacimiento sucediendo como fuente de inspiración en la lírica al amor cortés de los trovadores provenzales. A esta lírica se superpone una nueva filosofía amatoria influida por el platonismo. Su influjo se extendió hasta comienzos del siglo XVIII y solamente escaparon de él poetas como William Shakespeare, que creó un cancionero dedicado a un hombre.

Fundamentalmente los poetas del Petrarquismo se dedican a cultivar el soneto amoroso y a reunirlo en colecciones estructuradas como cancioneros petrarquistas, en forma de serie de poemas que documentan la historia sentimental de su amor por la dama en evolución desde lo sensual a lo espiritual por influjo de las teorías amorosas del platonismo, que considera el amor como algo abstracto.

La influencia del Petrarca incluye tanto aspectos formales como temáticos. En los temas destaca el culto a la belleza, el protagonismo de la naturaleza (bucolismo) y del amor, de la mano del cual está la mujer como eje en torno al que gira la filosofía del amor petrarquista, a la manera del amor cortés.


Formalmente, el petrarquismo introduce en la literatura en español el soneto, que será la forma más usada en los siglos de oro (XVI y XVII), así como el endecasílabo como verso.

En Italia el Petrarquismo tuvo buenos continuadores como Pietro Bembo, Jacopo Sannazaro y Michelangelo Buonarroti, y ya de forma paródica Francesco Berni; en Portugal fueron poetas petrarquistas Luis de Camoens y Sa de Miranda; en España introdujeron el petrarquismo Garcilaso de la Vega y Juan Boscán, y lo siguieron Gutierre de Cetina, Hernando de Acuña y otros muchos en la primera mitad del siglo XVI y Fernando de Herrera y algunos otros en la segunda mitad, de forma más manierista; Lope de Vega y Francisco de Quevedo en el siglo XVII, a veces con rasgos paródicos que son patentes por ejemplo en Baltasar del Alcázar. En Francia lo implantó el movimiento poético conocido como La pléyade, cuya figura más importante es Pierre Ronsard; en Inglaterra lo naturalizaron Thomas Wyatt y Henry Howard y lo continuó Philip Sidney.


El petrarquismo entró poco a poco en el seno del Manierismo y llegó a convertirse en algo artificial, científico y frío, de forma que en el siglo XVII, ya barroco, empezó a usarse el mecanismo de la parodia creándose numerosos cancioneros burlescos. Se aplebeyó groseramente su idealismo platónico con el materialismo y la referencia al detalle marginal o costumbrista. Empezaron en este estilo, en Italia, Francesco Berni; en España, Baltasar del Alcázar y Luis de Góngora. Lope de Vega compuso también un cancionero petrarquista burlesco y humorístico, las Rimas humanas y divinas de Tomé Burguillos. Francisco de Quevedo, autor de otro cancionero petrarquista en torno a Lisi, ensaya ocasionalmente también la parodia petrarquista en poemas sueltos.

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