Durante los siglos XII y XIII surge en las cortes feudales de Provenza, un tipo de poesía culta en lengua provenzal, que influiría poderosamente en toda la lírica europea.
Un clima agradable, una tierra en paz, una vida fácil en torno a los señores feudales y amplios conocimientos de retórica y música trovadoresca, porque trovadores eran denominados quienes la cultivaban, son los ingredientes de este tipo de poesía.
Había diversos tipos de composiciones, entre ellas las manifestaciones del amor cortés, dirigidas a una dama noble casada, y a quien se ofrece el trovador como vasallo. Se trata de un amor imposible:el vasallo se limita a alabar la belleza de la señora.
Como evolución de esta corriente, los poetas del Petrarquismo se dedican a cultivar el soneto amoroso y a reunirlo en colecciones estructuradas como cancioneros, en forma de serie de poemas que documentan la historia sentimental de su amor por la dama en evolución desde lo sensual a lo espiritual por el influjo de las teorías amorosas del platonismo, que considera el amor como algo abstracto. Entre ambos extremos debemos considerar el Dolce stil nuovo.
Fue Dante quien lo bautizó con este nombre en Italia en el siglo XIII.
La mujer intercede como receptora de Dios, actúa como un ángel y es tratada como un ser inmaterial
Con respecto al amor, no es concebido como pecado sino como un instrumento que acerca a Dios y que no está al alcance de todos. El rostro y la mirada son los más cantados, ya que se dice que la mirada es el espejo del alma.
El tema principal es el amor, pero también lo es la naturaleza idealizaba y se busca una expresión sencilla. Los versos son endecasílabos y se destacan los sonetos.
LA INNOVACIÓN DEL CANCIONERO DE PETRARCA
Francesco Petrarca (20 de julio, 1304- 19 de julio 1374).
Es destacable su doble vertiente (absolutamente indisolubles en la época) de poeta y humanista. Su poesía influyó en autores como Garcilaso de la Vega en España y William Shakespeare en Inglaterra, bajo el sobrenombre genérico de petrarquismo.
Su obra principal es el Cancionero, publicado originalmente en el nombre de Rime in vita e Rime in morte de Madonna Laura y que fue ampliando con el transcurso de los años. Es aquí donde Laura se convierte en el objeto idealizado de su amor, representante de las virtudes cristianas y del ideal de belleza que retoma el de la Antigüedad clásica. Posteriormente se denominará Cancionero petrarquista a las colecciones de poemas líricos creados por diferentes autores a manera del Cancionero de Petrarca.
Los poemas del Cancionero fueron escritos en la lengua vulgar de la Toscana (algo característico del incipiente Renacimiento). Se trata de una colección de más de doscientos sonetos que revelan la historia de su pasión por Laura y los avatares y estados espirituales y emocionales por los que atravesó, incluso después de su muerte, cuando su recuerdo la transforma en un ángel (donna angelicata) que intercede a dios por él para transformar su pecaminoso amor profano en amor divino a la sabiduría y a la moral.
La utilización del verso endecasílabo y sus perfectos sonetos sedujeron a poetas de los dos siglos siguientes y tuvieron influencia en el Siglo de Oro español, aunque algunos autores los rechazaron y los juzgaron como extranjerizantes.
Ofrecemos a continuación dos ejemplos de Rime, pertenecientes cada una de ellas a uno de los dos momentos de amor irrealizado por los que atravesó su autor.
A Laura (en vida) A Laura (después de su muerte)
Era el cabello al aura desatado
que en mil nudos de oro entretejía;
y en la mirada sin medida ardía
aquel hermoso brillo, hoy ya apagado;
El gesto, de gentil favor pintado,
fuese sincero o falso, lo creía;
ya que amoroso yesca en mí escondía,
¿a quién espanta el verme así abrasado?
No era su andar cosa mortal grosera,
sino hechura de ángel; y sonaba
su voz como no suena voz humana:
Un espíritu celeste, un sol miraba
cuando la vi; y si ahora tal no fuera,
no porque afloje el arco el daño sana.
Me alzó mi pensamiento adonde era
la que busco y no hallo ya en la tierra,
y allí entre los que tercio cielo encierra
la vi más bella y menos altanera.
Tomó mi mano y dijo: <<
Era el cabello al aura desatado
que en mil nudos de oro entretejía;
y en la mirada sin medida ardía
aquel hermoso brillo, hoy ya apagado;
El gesto, de gentil favor pintado,
fuese sincero o falso, lo creía;
ya que amoroso yesca en mí escondía,
¿a quién espanta el verme así abrasado?
No era su andar cosa mortal grosera,
sino hechura de ángel; y sonaba
su voz como no suena voz humana:
Un espíritu celeste, un sol miraba
cuando la vi; y si ahora tal no fuera,
no porque afloje el arco el daño sana.
Me alzó mi pensamiento adonde era
la que busco y no hallo ya en la tierra,
y allí entre los que tercio cielo encierra
la vi más bella y menos altanera.
Tomó mi mano y dijo: <<
conmigo, si el afán no yerra: que soy quien te
dio en vida tanta guerra y acabó el día antes
que el sol cayera. Mi bien no cabe en
pensamiento humano: sólo a ti aguardo, y lo
que amaste loco, que un bello vuelo fue,
quedó en el suelo>>.
Mas, ¡ay! ¿por qué me desasió la mano?
que, al eco de su acento, faltó poco
para que me quedase allá en el cielo.
Mas, ¡ay! ¿por qué me desasió la mano?
que, al eco de su acento, faltó poco
para que me quedase allá en el cielo.
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